https://doi.org/10.5281/zenodo.17078589

 

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

CIENCIAS ADMINISTRATIVAS

 

Incidencia de la educación financiera de la banca pública en emprendimientos del sur de Quito

 

Impact of public banking financial education on businesses in southern Quito

 

 

Edwin Raúl Chancusig Barahona

 echancusig5002@utm.edu.ec

Maestría Académica en Gestión de Proyectos, Facultad de Posgrado,

Universidad Técnica de Manabí, Ecuador

https://orcid.org/0009-0003-6753-0460  

 

Halder Yandry Loor Zambrano

halder.loor@utm.edu.ec

Departamento de Administración, Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas, Universidad Técnica de Manabí.  Portoviejo, Manabí, Ecuador.

https://orcid.org/0000-0003-2717-402X

 

 

Recibido:  03/08/2025

Revisado: 07/08/2025

Aprobado: 15/08/2025

Publicado: 03/09/2025


 

RESUMEN

La educación financiera ha adquirido relevancia como instrumento esencial para el empoderamiento económico, especialmente en zonas vulnerables donde el acceso a servicios financieros es limitado. Este estudio analiza la incidencia de la educación financiera proporcionada por la banca pública en el crecimiento y sostenibilidad de los emprendimientos apoyados por ONG en el sur de Quito, Ecuador. A través de un enfoque pragmático, de tipo descriptivo, se utilizaron técnicas bibliográficas y encuestas estructuradas en línea para conocer la percepción de los beneficiarios. Los hallazgos preliminares respaldados por la literatura evidencian que los programas de educación financiera han fortalecido la capacidad de planificación, el acceso a productos financieros formales y la toma de decisiones estratégicas. Sin embargo, se identifican debilidades vinculadas con la cobertura limitada, la baja contextualización de los contenidos y la falta de seguimiento. Se concluye que una educación financiera adaptada al contexto territorial es fundamental para impulsar el desarrollo económico inclusivo en zonas urbana marginales.

 

Descriptores: Educación financiera; emprendimientos; economía.

 

 

 

ABSTRACT

Financial education has gained importance as an essential tool for economic empowerment, especially in vulnerable areas with limited access to financial services. This study analyzes the impact of financial education provided by public banks on the growth and sustainability of ventures supported by NGOs in southern Quito, Ecuador. Through a pragmatic, descriptive approach, bibliographic reviews and structured online surveys were employed to assess beneficiaries' perceptions. Preliminary findings supported by literature show that financial education programs have strengthened planning capabilities, access to formal financial products, and strategic decision-making. However, weaknesses related to limited coverage, low contextualization of content, and lack of follow-up were identified. It is concluded that contextually adapted financial education is essential to promote inclusive economic development in urban marginal areas.

 

Descriptors: Financial education, entrepreneurship, economy.

 


INTRODUCCIÓN

La educación financiera ha emergido como un factor clave para el desarrollo económico sostenible, especialmente en contextos donde predominan condiciones de vulnerabilidad. Se ha demostrado que cuando las personas cuentan con conocimientos y habilidades financieras adecuadas, toman decisiones más informadas, gestionan mejor sus recursos y acceden con mayor facilidad al sistema financiero formal (Atkinson & Messy, 2020; Lusardi & Mitchell, 2020).

La literatura internacional amplía este panorama. Alshebami & Al Marri (2022), Romadhon & Mulyadi (2025), Dantas et al. (2025) y Widyastuti et al. (2023) confirman que la alfabetización financiera reduce el sobreendeudamiento, aumenta la inversión productiva y mejora el acceso a financiamiento en emprendedores de países con condiciones económicas similares.

América Latina también aporta evidencia sólida: investigaciones de Alzate et al. (2024) y Zavaleta (2023) subrayan el papel fundamental de la banca pública y de las organizaciones sociales en el fomento de estas competencias. Un caso ilustrativo es el de Gamarra, en Lima, Perú, donde Robles et al. (2025) señala que la educación financiera no solo impulsa la viabilidad económica de los negocios, sino que fortalece la responsabilidad social empresarial en contextos informales. Complementariamente, Burchi et al. (2021), desde una perspectiva internacional, afirman que la educación financiera está directamente asociada al desarrollo de emprendimientos sostenibles mediante una mejor evaluación de riesgos e inversiones.

En el caso ecuatoriano, estas dinámicas cobran particular relevancia en zonas urbana-marginales como el sur de Quito, donde una gran parte de la población recurre al emprendimiento como alternativa frente a la precariedad del empleo formal. A pesar de ello, la sostenibilidad de estos emprendimientos se ve frecuentemente comprometida por la informalidad, la falta de planificación y el limitado acceso al crédito (Nieto Dorado et al., 2024). En respuesta a estos desafíos, la Superintendencia de Bancos emitió la resolución SB-2023-2637, instando a la banca pública a implementar programas de educación financiera con énfasis en los sectores más desfavorecidos (Rodríguez, 2025). Los resultados teóricos en distintas regiones del Ecuador respaldan esta estrategia, en Cuenca, por ejemplo, Chimbo et al. (2024) hallaron que la capacitación financiera incrementa la intención emprendedora. Por su parte, Alzate (2024) documentaron mejoras significativas en la gestión crediticia y en la planificación financiera de emprendedores que participaron en programas similares. Estas tendencias también han sido identificadas en otras ciudades como Riobamba, Guayaquil y Tulcán, donde la educación financiera ha contribuido a estructurar modelos de negocio más estables (Cedeño, 2025).

A nivel regional, Salas & Ticlla (2023) coinciden en que dicha formación también incide en la formalización de microempresas emergentes en el Perú. Por otra parte, en el ámbito académico nacional, autores como Sánchez & Valarezo (2024), Paredes Montero (2025) y Carpio (2021) destacan el impacto positivo de la formación financiera en el fortalecimiento de habilidades emprendedoras, particularmente entre jóvenes universitarios.

A pesar de estas evidencias, en el sur de Quito persisten importantes brechas. La cobertura de los programas de formación es baja y los contenidos, en muchos casos, no se ajustan a las realidades específicas de los emprendedores, lo que limita su impacto (Méndez, 2023). En este contexto, la presente investigación tiene como objetivo analizar la incidencia que tiene la educación financiera impartida por la banca pública en la continuidad y el crecimiento de emprendimientos apoyados por ONG en esta zona.

En este marco, el objetivo general de la investigación es analizar cómo la educación financiera brindada por la banca pública influye en la continuidad de los emprendimientos en estos sectores, evaluando su relación con factores clave como el acceso al crédito formal, la planificación financiera, la cultura tributaria y el uso de productos financieros. Esta aproximación permitirá comprender de forma integral el nivel de incidencia que tiene la educación financiera en el fortalecimiento de la economía local desde una perspectiva inclusiva y territorialmente situada.

 

MÉTODOS

Este estudio adopta un enfoque pragmático, el cual permite abordar fenómenos sociales desde la utilidad, integrando teoría y evidencia contextualizada, la elección de este enfoque responde a su flexibilidad para adaptar métodos según el problema investigado y su orientación a la solución de problemas reales en educación y emprendimiento (Ambrož, 2024). Este enfoque permite integrar herramientas teóricas y empíricas para comprender fenómenos sociales desde la utilidad práctica y contextual.
Se emplea un diseño no experimental, de tipo descriptivo y con corte transversal, ya que no se manipulan variables, sino que se observa y analiza la realidad tal como ocurre en un momento específico (Rodrigues, 2023). Este enfoque permite identificar y caracterizar las percepciones de los emprendedores sobre la educación financiera recibida, sin intervenir en el entorno natural del fenómeno estudiado.

La población de estudio está conformada por 50 emprendedores del sur de Quito, pertenecientes a los sectores de comercio, servicios y producción artesanal, quienes han sido beneficiarios de programas de educación financiera impulsados por la banca pública en conjunto con una ONG local. Al tratarse de una población finita, se encuestará a la totalidad de los emprendedores, asegurando una cobertura completa y una base sólida para el análisis.

La encuesta fue aplicada a la totalidad de la población definida: n = 50 emprendedores del sur de Quito (sectores: comercio, servicios y producción artesanal). Al trabajarse con el censo, no se aplicó muestreo probabilístico: los resultados describen la población estudiada.

Técnicas de recolección

La investigación se fundamentó en la aplicación de dos técnicas de recolección de datos que integraron el análisis documental y la encuesta, donde el análisis documental, según Holmqvist y Telling (2024), constituye un procedimiento metodológico que permite vincular marcos teóricos con problemáticas concretas de investigación para generar una comprensión profunda y crítica, razón por la cual se ejecutó mediante una revisión sistemática literatura científica publicada entre 2020 y 2025 enfocada en educación financiera en contextos de vulnerabilidad, lo que posibilitó identificar marcos conceptuales, experiencias validadas, evidencias empíricas y buenas prácticas que fortalecieron el sustento teórico del estudio y orientaron la interpretación de los resultados.

La encuesta se implementó como técnica complementaria que como lo indica Duarte y Guerrero (2024), emplea un conjunto de procedimientos estandarizados para recopilar y analizar datos de una muestra representativa de una población. Lo que facilitó la comparación y el análisis estadístico con el propósito de recoger información directa de los emprendedores participantes, permitiendo medir de manera estandarizada percepciones, actitudes y prácticas relacionadas con la educación financiera, para asegurar la coherencia metodológica entre los objetivos del estudio y la información recolectada.

Instrumento de recolección de datos

El instrumento utilizado para la técnica de encuesta consistió en un cuestionario estructurado con preguntas cerradas y opciones de respuesta en escalas categóricas y tipo Likert, y según Rodríguez (2023) y Duarte Sánchez y Guerrero Barreto (2024) este instrumento permite recolectar información cuantificable sobre conocimientos, actitudes y prácticas de los participantes, por lo que se diseñó para evaluar tres dimensiones fundamentales.

Siendo la dimensión de conocimiento financiero la encargada de medir la pertinencia de los contenidos, el impacto percibido en la planificación y control financiero, la dimensión de Prácticas financieras la que evaluó el acceso a productos, servicios financieros, el tipo de institución utilizada y la frecuencia de aplicación de los aprendizajes en los emprendimientos, y la dimensión de Actitudes frente a la formación la que identificó demandas de mejora y disposición hacia nuevas capacitaciones, de modo que cada dimensión se operacionalizó mediante indicadores específicos que permitieron medir de manera directa la adecuación de los contenidos, la transferencia de aprendizajes y la valoración de la capacitación, asegurando que los datos recopilados fueran precisos, comparables y alineados con los objetivos del estudio, la aplicación se realizó mediante Google Forms garantizando un formato uniforme y condiciones idénticas para todos los participantes.

 

RESULTADOS

Se aplicó la encuesta estructurada a la totalidad de la población definida (n = 50) de emprendedores beneficiarios de los programas de educación financiera. A continuación, se presentan la caracterización sociodemográfica y los resultados detallados por ítem, con su interpretación.

Tabla 1. Caracterización sociodemográfica

Variable

Categoría

Cantidad

Porcentaje

Sexo

Femenino

41

82.0%

Masculino

9

18.0%

Edad

18–25 años

3

6.0%

26–35 años

11

22.0%

36 años o más

36

72.0%

Estado civil

Soltero(a)

14

28.0%

Casado(a)

33

66.0%

Divorciado(a)

3

6.0%

Nivel de estudios

Ninguno

1

2.0%

Educación General Básica

9

18.0%

Bachillerato

28

56.0%

Universitario

10

20.0%

Posgrado

2

4.0%

Los datos sugieren que las conclusiones deben orientarse prioritariamente hacia mujeres adultas emprendedoras con responsabilidades familiares. La literatura indica que la educación financiera en este segmento puede potenciar la sostenibilidad del negocio y la capacidad de decisión estratégica (Paredes Montero, 2025; Sánchez & Valarezo, 2024). En contraste, tal como advierte Kaiser et al. (2020), la efectividad de la formación puede ser menor si no se acompaña de intervenciones prácticas adaptadas al contexto sociocultural de la población meta.

Tabla 2. ¿En qué medida los contenidos se ajustaron a su realidad?

Respuesta

Cantidad

Porcentaje

Totalmente adecuados

38

76.0%

Parcialmente adecuados

10

20.0%

Poco adecuados

1

2.0%

Nada adecuados

1

2.0%

Este alto nivel de adecuación curricular coincide con hallazgos de Carpio (2021) y Nieto Dorado et al. (2024), quienes señalan que la contextualización de los contenidos incrementa la transferencia de conocimientos al emprendimiento. No obstante, el grupo que percibió menor adecuación podría beneficiarse de ejemplos más específicos para su sector, en línea con las recomendaciones de Salas & Ticlla (2023) sobre la personalización de la capacitación.

Tabla 3. Nivel de impacto percibido

Respuesta

Cantidad

Porcentaje

Alto

29

58.0%

Moderado

18

36.0%

Bajo

2

4.0%

Nulo

1

2.0%

Estos resultados respaldan la hipótesis de la revisión teórica sobre el efecto transformador de la educación financiera en el desempeño emprendedor (Paredes Montero, 2025; Robles-Fabián et al., 2025). De manera complementaria, tal como advierte Kaiser et al. (2020), la percepción no siempre se traduce en cambios de comportamiento sostenibles sin seguimiento técnico y herramientas de aplicación práctica.

Tabla 4. Acceso a productos/servicios formales

Respuesta

Cantidad

Porcentaje

Si, a más de un producto

11

22.0%

Moderado Sí, a un producto

17

34.0%

No, pero lo intenté

11

22.0%

No he intentado acceder

11

22.0%

Este patrón coincide parcialmente con los hallazgos de Sánchez & Valarezo (2024) y Salas & Ticlla (2023), quienes vinculan la formación con una mayor inclusión financiera, pero también con las limitaciones señaladas por Alzate et al. (2024) y Dantas et al. (2025), quienes sostienen que el acceso requiere articulación entre programas de capacitación e instituciones financieras.

Tabla 5. Entidad utilizada

Respuesta

Cantidad

Porcentaje

Cooperativa de Ahorros y Créditos

14

28.0%

Banca privada

9

18.0%

Banca pública

8

16.0%

No accedió a ninguna

19

38.0%

Esta información respalda lo planteado por Nieto Dorado et al. (2024) sobre la relevancia de las instituciones financieras comunitarias en contextos locales, pero también refleja la persistencia de barreras estructurales, tal como lo advirtió Kaiser et al. (2020).

Tabla 6. Frecuencia de aplicación en el emprendimiento

Respuesta

Cantidad

Porcentaje

Siempre

27

54.0%

Algunas veces

15

30.0%

Rara vez

6

12.0%

Nunca

2

4.0%

Estos datos coinciden con Carpio (2021), quien encontró que la formación con enfoque práctico fomenta la aplicación constante de herramientas financieras. Pese a ello, el 16.0% que rara vez o nunca aplica lo aprendido requiere estrategias de refuerzo, lo que concuerda con la recomendación de Salas & Ticlla (2023) de integrar tutorías posteriores.

Tabla 7. Principales demandas de mejora

Aspecto

Cantidad

Porcentaje

Asesoría y seguimiento posterior

18

36.0%

Mayor duración y profundidad

12

24.0%

Más actividades prácticas

11

22.0%

Adaptación de contenidos al contexto local

9

18.0%

Este hallazgo coincide directamente con la advertencia de Kaiser et al. (2020) y Alzate et al. (2024), quienes destacan que la capacitación debe complementarse con soporte continuo para lograr cambios duraderos.

Tabla 8. Importancia de nuevas capacitaciones

Respuestas

Cantidad

Porcentaje

Muy importante

39

78.0%

Importante

10

20.0%

Poco importante

1

2.0%

Nada importante

0

0.0%

Los datos arrojados, respalda la propuesta de Paredes Montero (2025) y Robles-Fabián et al. (2025) sobre la necesidad de ciclos formativos permanentes para fortalecer la sostenibilidad de los emprendimientos.

El análisis integral de los resultados permite observar que la educación financiera ofrecida logró cumplir con su propósito central: generar cambios significativos en la percepción y en las prácticas de los emprendedores. La mayoría de participantes manifestó que los contenidos respondieron de manera adecuada a su realidad, lo que facilitó la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos. Aun así, también se revelaron limitaciones relevantes, como el reducido acceso a servicios financieros formales y la ausencia de un acompañamiento prolongado que garantice la permanencia de los aprendizajes en el tiempo. Estos aspectos muestran que, si bien la formación inicial aporta valor y abre nuevas posibilidades de gestión, es necesario reforzar los procesos con estrategias de seguimiento, asesoría personalizada y una mayor articulación con instituciones financieras que permitan transformar la capacitación en resultados sostenibles para los emprendimientos locales.

 

DISCUSIÓN

Los resultados obtenidos en este estudio, cuando se examinan a la luz de la literatura especializada, revelan un patrón consistente: la educación financiera, debidamente contextualizada, constituye un catalizador relevante para el fortalecimiento de capacidades de gestión y la inclusión financiera en poblaciones con limitaciones económicas estructurales. Tal como sostienen Burchi et al. (2021) y Lusardi & Mitchell (2020), la alfabetización financiera no es un fin en sí mismo, sino un medio para habilitar decisiones económicas más informadas y sostenibles, aspecto que se ha evidenciado en la presente investigación con un 94.0% de participantes que reportan mejoras perceptibles en su planificación y control financiero.

La caracterización sociodemográfica muestra un perfil de beneficiario mayoritariamente femenino, adulto y con formación secundaria, lo que coincide con la tendencia observada por Sánchez & Valarezo (2024) y Cedeño (2025) en programas universitarios y comunitarios, donde la formación financiera tiene mayor impacto cuando se dirige a grupos con responsabilidades familiares y vocación de continuidad en el emprendimiento. Este dato no es menor: en territorios como el sur de Quito, la mujer emprendedora no solo administra su negocio, sino que articula redes de soporte comunitario, lo que amplifica el efecto social de la capacitación.

En términos de pertinencia curricular, el 76.0% de respuestas que califican los contenidos como totalmente adecuados confirma que la personalización y contextualización del programa es una de sus fortalezas. Este hallazgo coincide con lo observado por Méndez et al. (2023), quienes advierten que la falta de adaptación territorial limita la efectividad de los programas, incluso cuando estos cuentan con recursos metodológicos sólidos. No obstante, el 20.0% que consideró la capacitación solo parcialmente adecuada señala un punto crítico: la necesidad de integrar ejemplos y prácticas sectoriales específicas, como sugieren Pinto & Morales (2021).

El acceso a productos financieros formales tras la capacitación, alcanzando al 56.0% de la muestra, se alinea con lo reportado por Zavaleta Ibarra (2023) y Alzate Buitrago et al. (2024) en contextos latinoamericanos, donde la alfabetización financiera incrementa las probabilidades de inclusión bancaria. Pese a ello, el 44.0% restante, que no accedió o no lo intentó, refleja barreras persistentes que van más allá del conocimiento: requisitos administrativos, condiciones de riesgo percibido y ausencia de acompañamiento, factores ya señalados por Rodríguez (2025) y Paredes (2025) como limitantes recurrentes en el Ecuador.

El uso predominante de cooperativas como canal financiero, identificado en un 28.0% de los casos, es coherente con la preferencia por instituciones de proximidad cultural y geográfica en poblaciones rurales y periurbanas, fenómeno documentado por Nieto et al. (2024). Sin embargo, el elevado 38.0% que no accedió a ninguna entidad sugiere que el esfuerzo formativo debe complementarse con puentes institucionales y esquemas de intermediación que reduzcan la distancia entre el conocimiento adquirido y su materialización en el sistema financiero formal.

La frecuencia de aplicación del aprendizaje, con un 84.0% de uso recurrente, reafirma que la formación ha trascendido el plano teórico, aunque la demanda más alta de los participantes (36.0%) apunta hacia asesoría y seguimiento posterior. Esto no solo coincide con lo planteado por Kaiser et al. (2020), sino que refuerza el argumento de que la educación financiera, para ser efectiva, requiere continuidad pedagógica y mecanismos de retroalimentación práctica.

En el plano más amplio, la experiencia documentada en este estudio guarda paralelismo con lo observado por Robles et al. (2025) en el sector comercial de Gamarra, Perú, donde la formación financiera ha incidido no solo en la rentabilidad de los negocios, sino en la consolidación de una cultura empresarial con enfoque de responsabilidad social. Ello confirma que el impacto no se restringe a métricas económicas, sino que permea dimensiones de cohesión social y autogestión comunitaria.

En consecuencia, el sur de Quito presenta un escenario fértil para replicar modelos que han probado eficacia en otros entornos latinoamericanos, siempre que se asuman tres condiciones críticas:

-       Pertinencia local en los contenidos y ejemplos.

-       Articulación interinstitucional que integre Estado, sistema financiero y organizaciones sociales.

-       Seguimiento técnico sostenido que acompañe la transición del conocimiento a la práctica.

La evidencia reunida no solo valida el aporte de la educación financiera al fortalecimiento del emprendimiento popular, sino que delimita con claridad los retos de política pública: ampliar cobertura, asegurar continuidad formativa y diseñar intervenciones que respeten la realidad territorial. Solo así podrá consolidarse un modelo de inclusión financiera y desarrollo económico que no sea episódico, sino estructural.

 

CONCLUSIONES

La investigación ha permitido constatar, con respaldo empírico y documental, que la educación financiera, cuando se diseña y ejecuta de forma pertinente al contexto, se convierte en un recurso de alto valor para la continuidad y el fortalecimiento de emprendimientos en zonas urbana-marginales como el sur de Quito. El impacto percibido por el 94.0% de los participantes, junto con un 84.0% que aplica de manera recurrente lo aprendido, son indicadores que no solo validan el esfuerzo formativo, sino que evidencian una apropiación efectiva de las herramientas enseñadas.

El perfil mayoritariamente femenino, adulto y con nivel educativo medio de la población beneficiaria sugiere que la educación financiera, en este contexto, trasciende la esfera económica y se vincula con procesos de autonomía personal, fortalecimiento familiar y generación de redes de apoyo comunitario. Este componente social es, a menudo, subestimado en el diseño de políticas, pero aquí se presenta como un hallazgo clave que refuerza la necesidad de enfoques inclusivos y sensibles al género.

El acceso a productos financieros formales logrado por algo más de la mitad de los participantes refleja avances significativos en inclusión financiera, aunque persisten brechas derivadas de requisitos administrativos, percepciones de riesgo y ausencia de acompañamiento posterior. Estas limitaciones no deben interpretarse como fallos del proceso formativo, sino como recordatorios de que el conocimiento, por sí solo, difícilmente puede superar barreras estructurales si no se integra con políticas de articulación institucional y seguimiento técnico.

Las demandas expresadas por los beneficiarios a la asesoría posterior, mayor duración de los programas y actividades más prácticas confirman que la educación financiera eficaz no se termina en sesiones teóricas. Requiere procesos de acompañamiento prolongado, aplicación supervisada y vinculación directa con las oportunidades reales de acceso al sistema financiero, en especial mediante cooperativas y organizaciones de base que gozan de la confianza comunitaria.

En perspectiva regional, los resultados de este estudio dialogan con experiencias exitosas en otras ciudades latinoamericanas, evidenciando que el sur de Quito comparte retos y potencialidades similares. La diferencia radicará en la capacidad de las instituciones para sostener programas con pertinencia local, cobertura ampliada y coordinación entre actores públicos, privados y comunitarios.

En síntesis, la educación financiera en este territorio no debe concebirse como una intervención aislada, sino como parte de una estrategia integral de desarrollo económico y social. Solo así se podrá consolidar una cultura de gestión empresarial que permita a los emprendedores no solo permanecer en el mercado, sino crecer de manera sostenible, reduciendo su vulnerabilidad y fortaleciendo la economía local en el largo plazo.

 

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